El presidente de Brasil, Michel Temer, desafió el jueves a sus críticos y dijo que no renunciará, pese a que la principal corte del país autorizó que se le investigara por las acusaciones de que consintió el soborno de un posible testigo en una gran investigación por corrupción.
La investigación al presidente provocó un desplome de los mercados financieros brasileños, debido a las dudas de que el Congreso vaya a aprobar la ambiciosa agenda de austeridad de Temer.
En un discurso de cinco minutos transmitido a todo el país, Temer dijo que no había hecho nada malo, que su presidencia estaba ayudando a sacar a la economía de Brasil del estancamiento y dio la bienvenida a una investigación que, sostuvo, demostrará su inocencia.
«No compré el silencio de nadie», dijo Temer, en referencia a las acusaciones en su contra. «No voy a renunciar», agregó.
Las cargos reviven la agitación política a menos de un año de que Temer, de 76 años, desempeñara un papel clave en el juicio político a su predecesora, la expresidenta Dilma Rousseff.
La situación de Temer se complicó aún más después de que el Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima corte de Brasil, aprobó una investigación sobre las acusaciones en su contra, según una fuente con conocimiento directo de la decisión.
Un juez del STF también validó un acuerdo judicial y una grabación en que, supuestamente, Temer conspira para obstruir la justicia con Joesley Batista, presidente de JBS SA. La aprobación permite que la corte haga públicos rápidamente tanto el testimonio como el audio.
Líderes del principal partido aliado de Temer en el Congreso, el PSDB, dijeron que si las acusaciones resultan ciertas exigirán la renuncia de tres de sus miembros que están en el gabinete.
El índice Bovespa de la Bolsa de Sao Paulo perdió un 8,8 por ciento, su mayor caída desde la crisis financiera de 2008, por el temor a que la investigación descarrile las reformas fiscales de Temer.
A pesar de la negativa de Temer a renunciar, Sergio Praça, analista político de la Fundación Getulio Vargas, dijo que el líder tiene «cero posibilidades de sobrevivir, una vez que se liberen las cintas de audio. Probablemente, perderá todo apoyo político».
La policía federal, por su parte, se acercó a los aliados de Temer mientras profundiza su investigación del caso «Operación Lavado de Autos», que se centra en millones de dólares en sobornos a políticos pagados por grandes empresas constructoras de Brasil a cambio de contratos con Petrobras y otras empresas estatales.
Más de 90 líderes empresariales y políticos han sido condenados hasta ahora en la investigación. Decenas de legisladores y un tercio del gabinete de Temer son sujetos de la pesquisa.
Funcionarios de la ciudad de Curitiba registraron la casa del diputado federal Rodrido Rocha Loures, un confidente de Temer y miembro del partido del presidente. A Loures se le acusa de recibir sobornos en nombre de Temer, lo que él niega.
El diario O Globo informó el miércoles por la noche que Temer se había reunido con Batista de JBS en marzo, cuando se habló de los pagos al expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien ahora está preso.
BRASILIA/ Reuters