Foto: Archivo Página Siete. / Decenas de estudiantes en las instalaciones del Monoblock de la UMSA de La Paz.
Entre los beneficios están ser dirigente, acceder a becas y recibir descuentos. La Unesco determinó como máximo 11 años de permanencia en la universidad.
De 14.598 estudiantes que permanecen más de 11 años en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), denominados “dinosaurios”, 7.980 (54,67%) reciben beneficios como el seguro médico de salud, una beca y hasta acceso a descuentos de servicios de transporte, revela el estudio académico que lleva el título Análisis de las variantes que influyen a la matriculación de alumnos en la UMSA, con permanencia igual o mayor a 11 años.
“En promedio, por año 75.800 estudiantes son matriculados en la UMSA, de ellos 1.814 universitarios se rezagan en más de 25 años y 14.598 -en promedio- permanecen en esta casa superior de estudios por más de 11 años”, se lee en el resumen del estudio, trabajo al que tuvo acceso Página Siete.
Uno de los investigadores del estudio, Richard Vargas, explicó que de ese total de universitarios que continúan más de 11 años, existe un “54,67% (7.980) que continúa matriculándose y tomando materias” porque “tienen ciertos beneficios”.
Uno de los primeros beneficios es el acceso al seguro de salud universitario Promes. Además, con la matrícula, ellos pueden postularse a ser dirigentes universitarios y pueden obtener beca comedor. Pueden obtener también descuentos en los servicios de transporte como el PumaKatari y el teleférico.
El profesional dijo que a esa conclusión llegó el estudio elaborado con datos de 47 encargados de las diferentes unidades de kardex. Indicó que este trabajo se corroboró con información pertinente y entrevistando a los 13 vicedecanos de las facultades de la UMSA. Se realizaron entrevistas a una muestra de 375 matriculados por 11 años o más.
Según el estudio, de los 7.980, el 46,93% usa el seguro de salud. “Esos estudiantes no pasan clases, sólo se matriculaban para acceder al servicio”, dijo.
Estos inscritos abandonaban sus materias. Según el análisis del profesional, un estudiante accede a la matrícula con 125 bolivianos al año en el caso de la facultad de Ciencias Financieras y con ese pago pueden tener un seguro de salud más barato. “Es un monto económico”, explicó.
Con la matrícula también acceden a la dirigencia estudiantil. Este documento es uno de los principales requisitos para postular a algún cargo ya sea en el Centro de Estudiantes, en la Federación Universitaria Local (FUL) o en la Confederación Universitaria Boliviana (CUB).
Vargas dijo que, de acuerdo con su experiencia, en el tiempo en que él fue dirigente -hace cinco años- evidenció que “varios dirigentes tenían más de media década en esos cargos”.
¿Por qué? Es porque en esos cargos, ellos también gozaban de algunos privilegios como el acceso a becas internacionales, pues aunque no eran estudiantes destacados, igual “podían acceder a esos estudios”. Además, ellos pueden acceder a la beca comedor. Aunque este beneficio debería favorecer a estudiantes con menos recursos, favorecía a aquellos con ingreso medio, pero que eran dirigentes.
Como dirigentes, estos estudiantes pueden administrar los recursos de los aportes universitarios ya sea en matrículas, fiestas, actividades deportivas y culturales, y la realización de congresos, entre otros. “No son fiscalizados”, dijo.
El jueves, Página Siete informó que el presidente de la CUB, Max Mendoza, de 52 años e inscrito desde 1989 en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, de forma irregular llegó a ser secretario nacional del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB). Por este puesto gana 21.870 bolivianos y realizó viajes al exterior, como Cuba, Venezuela y Estados Unidos. Además, contrataba personal. Este universitario está inscrito en el Movimiento Al Socialismo (MAS) y fue operador de este partido político.
“Según la Unesco, el límite de permanencia de un universitario en una casa de estudios superiores debe ser de no más de 11 años”, indica el estudio que también fue elaborado por la docente Adriana Miriam Mallea.
Pero, tal como indica la investigación, hay estudiantes que se inscriben por más de 20 años.
Vargas reflejó que otro estudio que se adjuntó en este trabajo indica que el Estado gasta “12 mil bolivianos por estudiante en todas las áreas (ya que debe hacer el) pago del docente, el mantenimiento de aulas, la cancelación de servicios, entre otros”. Es decir, que por los 7.980 que se matriculan todos los años y no pasan clases, el gasto llega a 95 millones de bolivianos. “Es un gasto muy fuerte”, dijo. Indicó que “al no ir a clases está ocupando un puesto que en todo el año está vacío aunque el docente esté ahí y eso perjudica a otros que sí necesitan estudiar”.
Agregó que el otro 42% egresó de su carrera y no se tituló por problemas familiares, inserción laboral temprana y retrasos en la elaboración de trabajos para obtener el título académico.
De acuerdo con Vargas, si eres estudiante, no tienes necesidades y vives en tu casa sin pagar alquiler, “recibir unos 3.000 bolivianos al mes, es un ingreso tentador y una forma de vida”.
Agregó que por eso es complicado para estos estudiantes dejar el poder y optan por permanecer varios años en la dirigencia universitaria. “Eso es más fuerte cuando el universitario es parte de la FUL (Federación Universitaria Local) porque podrían ser parte de la CUB o incluso de la COB”.
Resaltó que si bien es importante que exista autonomía universitaria, eso no significa que no exista control. “Deben existir auditorías para evitar atropellamientos, ya que uno no puede servirse del cargo”, explicó Vargas.