Foto: Una persona cuenta billetes de la moneda nacional.
El organismo internacional advierte que Bolivia también enfrenta riesgos de cambios en las condiciones financieras externas asociadas con un ciclo de ajuste global.
Luego de realizar la evaluación del desempeño de la economía boliviana, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) sugiere eliminar el pago del aguinaldo (bono salarial de fin de año) en el aparato estatal y restringir el gasto público, además de reducir el subsidio a los carburantes, con el objetivo de bajar el déficit fiscal y fortalecer las Reservas Internacionales Netas (RIN).
“Si Bolivia opta por mantener su tipo de cambio fijo, la restauración de la sostenibilidad macro requerirá reducir el déficit primario a alrededor del 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB) a través de un plan creíble a mediano plazo. El Gobierno tendría que restringir los gastos, incluso eliminando el bono salarial de fin de año, restringiendo el crecimiento de los salarios del sector público, limitando el crecimiento de la inversión pública y reduciendo los subsidios”, señala parte de las recomendaciones del FMI.
Un experto consultado por este medio —quien prefirió no ser identificado— explicó que todas las instituciones públicas demandan para el pago de sueldos y salarios unos 3.500 millones de bolivianos por mes, una cifra que se incrementa de forma considerable por el pago del aguinaldo anual.
El documento del FMI precisa que con las medidas sugeridas se busca hacer un ajuste fiscal significativo para restaurar la sostenibilidad de la deuda, eliminar el financiamiento monetario y reconstruir las RIN.
El organismo internacional proyecta que la inflación en el país aumentará a 4,2% interanual para fines de año, ya que los precios internacionales se trasladan parcialmente a los alimentos y la energía.
También apunta a que se proyecta que el alto costo de mantener la subvención a los combustibles, estimado en 3,7% del PIB, impulsará el déficit fiscal de 8,5% previsto para este 2022, cerca del nivel del año anterior.
“Aunque los precios más altos de los recursos naturales de Bolivia y las exportaciones de gas han brindado cierto apoyo fiscal, este efecto ha sido contrarrestado por una disminución en la producción de gas natural y los gastos de subsidios adicionales necesarios para mantener precios fijos de combustible al por menor”, señala el FMI.
En el caso del subsidio a los combustibles, según datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística, el valor de las importaciones superaron los 1.800 millones de dólares a julio pasado, monto superior con relación a años anteriores. Para este año, en el Presupuesto General del Estado (PGE) el Gobierno estimó un gasto de 4.794,6 millones de bolivianos para subsidiar los carburantes.
Asimismo, el organismo internacional observa que más de un tercio del déficit fiscal fue financiado por el Banco Central de Bolivia (BCB), presionando el stock de reservas internacionales de Bolivia, que se redujo de 5.280 millones de dólares a fines de 2020 a 4.300 millones a julio de este año.
El FMI ve que los riesgos para las perspectivas incluyen incertidumbres sobre el impacto de la guerra en Ucrania, incluida la posibilidad de precios más altos de la energía, lo que podría aumentar los costos de los subsidios y alimentar la inflación interna.
“Con sus necesidades financieras sustanciales, Bolivia también enfrenta riesgos de cambios en las condiciones financieras externas asociadas con un ciclo de ajuste global. Si bien el sector financiero parece haber salido de la pandemia en condiciones satisfactorias, es posible que aún surjan vulnerabilidades acumuladas durante un período de aplazamiento general de préstamos. Un resurgimiento de la pandemia podría tener efectos negativos en la salud pública y el crecimiento económico”, advierte.
/RI/Fuente: Página Siete