Foto: El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, en entrevista con La Razón.
El Ministro de Economía y Finanzas Públicas habló sobre la situación que atraviesa la economía nacional y las políticas aplicadas para evitar que Bolivia se vea afectada por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que eleva los precios de los hidrocarburos y alimentos.
Marcelo Monetenegro, en entrevista con el streaming Piedra, papel y tinta de La Razón, conducido por la directora de este medio, Claudia Benavente, explicó que el Gobierno aplica políticas como la subvención a los hidrocarburos y a los alimentos para evitar una inflación en la economía boliviana y no estar en la misma situación que los otros países de la región. Además, para que estas medidas no afecten en el futuro a corto plazo, se trabaja en la construcción de plantas de biodiésel para que, de esa manera, a partir de 2025 se reduzcan los costos destinados para la subvención del diésel, principalmente.
También se refirió a nuevos “acuerdos” con Brasil para mejorar la venta de gas natural a ese mercado. Asimismo, destacó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoce las políticas de subvención que realiza Bolivia.
— ¿Cuáles son los principales ejes del bienestar económico?
— La bolivianización es el mayor uso de la moneda nacional en las transacciones económicas de un sistema económico como el caso boliviano. La bolivianización está reflejando la confianza que tiene el público en la moneda nacional ¿Por qué tiene está confianza? Por varios motivos, primero, porque la economía, después de haber caído más de 4.000 millones de dólares en la gestión 2020, hoy ya muestra visos de recuperación, reconstrucción de varios sectores de la economía que han empezado a tener ya crecimiento.
— ¿Cómo se ha calculado esta caída (de $us 4.000 millones)?
— Si más o menos producíamos cerca a los 42.000 millones (de dólares que es más o menos el Producto Interno Bruto – PIB), la variación negativa es cercana al 9%, el 10% de ($us 42.000 millones) es más o menos 4.200 millones. Esta caída que ha sido brutal, nunca la habíamos visto en la magnitud en la historia económica del país, tiene que hacernos pensar que no ha sido algo menor y que en este momento la economía está creciendo. Muchos sectores se están reactivando y la comparación 2022 contra 2021, varios sectores van creciendo por encima del 3%, 4%, y ahora ya no hay efecto rebote. Ahora nos comparamos nosotros mismos y vemos que la economía está nuevamente generando ingresos, producción, ha aumentado el empleo ya son 4,2 millones de personas que están ocupadas en el país, la tasa de desempleo ha caído del 11,6% en julio a 5,2%, una caída importante, más de siete puntos.
— ¿Estamos midiendo siempre el empleo formal?
— No, (son) todos los tipos de empleo, todos los tipos de ocupaciones, entonces ese es el desempleo abierto lo que se ve; ahí también hay un desempleo, lo que se llama disfrazado, que es la subocupación. No obstante, vemos en la economía en estos momentos que el sector externo está generando los niveles más importantes de hace muchos años en términos de exportaciones, fundamentalmente en el sector manufacturero, saldo de la balanza comercial positiva, descenso del desempleo, aumento de la producción, inflación controlada. ¿Acaso éstos no son síntomas de una economía que se está recuperando, reconstruyendo en un entorno volátil? Bolivia no es una isla, puede sentir los efectos, pero nosotros los aislamos con las políticas de subvención.
— ¿Usted cree que con un cambio (del tipo de cambio de la moneda) se puede dar un impulso a las exportaciones?
— Hay que explicarle a la gente de la forma más fácil posible. Cuando un productor, cualquiera, de vino vamos a pensar, exporta a cuatro dólares (la botella) más o menos, redondeando a siete (bolivianos) el tipo de cambio, tendría 28 bolivianos, devaluando la moneda a 7,5 (por cada dólar), entonces ya ahí tendría un incremento artificial de los ingresos. Ahora, ¿qué podría hacer este productor de vino? Podría usar ese margen de devaluación para ser más competitivo en el mercado donde vende vino, pero eso no depende necesariamente de él, depende de la competencia donde esté vendiendo el vino, si hay otros elementos distintos al precio como, por ejemplo, la calidad del vino, el hecho de tener consumidores atados de un tipo de bouquet de vino, por más que rebaje en el extranjero nuestro productor no va a vender más. De hecho, rebajando el precio del vino allá va a obtener menos ingresos, por lo tanto, es un cliché decir que una devaluación de la moneda directamente aumenta la producción de las exportaciones, eso es falso, eso hay que analizarlo producto por producto.
Si yo trabajará para el instituto de exportaciones, tendría que decir que una devaluación siempre es buena porque a los exportadores les da más ingresos sin despeinarse. Claro que les va gustar la devaluación, pero los efectos son complejos porque una devaluación también afecta los insumos importados en otras industrias. Cuando un productor tiene que comprar insumos más caros, ¿el costo de eso lo absorbe el productor? No, lo pasa al precio y ¿quién paga eso? Nosotros. (En el caso de) el precio del gas no reacciona a la devaluación, el precio de los minerales tiene sus propias cotizaciones, la industria manufacturera quién sabe, por eso hay que analizar producto por producto.
— Tocar ese tipo de cambio, ¿qué afectaría?
— Los exportadores de hecho se beneficiarían directamente, pero también les podría dar la vuelta por los insumos importados que utilizan en sus industrias, pero lo más graves es que podría afectar a las familias, a los que tienen ingresos fijos, en bolivianos.
— ¿Por qué?
— Por la sencilla razón de que, por ejemplo, si yo gano en bolivianos y se devalúa la moneda y eso se pasa a los precios, con mi salario que no ha cambiado tengo que seguir tratando de comprar lo mismo o voy a comprar menos. ¿A quién le está afectando esa devaluación? A la gente de a pie, al ciudadano.
— ¿Hay algunos sectores argentinos que están ahorrando en bolivianos?
— Es así, pero no es la primera vez, ya en 2014 cuando nuestro presidente (Luis Arce) era ministro de Economía lo había señalado, ya había en esas circunstancias cuando la economía boliviana también estaba creciendo como ahora lo está haciendo; en el vecino país estaban aplicando algunos elementos devaluatorios fuertes, entonces los comerciantes del norte de Argentina ya se refugiaban en la moneda nacional.
— Y ahora, ¿hay demanda de bolivianos en Argentina?
— Claro, están refugiándose en una moneda fuerte como la del boliviano respecto a la moneda argentina, por lo tanto, esto es un signo de que estos comerciantes tienen confianza en la moneda nacional sin ser bolivianos. Entonces, ¿cuánto más deberían tener los propios bolivianos la confianza en su moneda, la confianza de que se está manejando acertadamente en la economía? Eso se refleja en los aumentos de los depósitos del sistema financiero y también en los créditos, por lo tanto, vemos que la economía boliviana en un entorno de turbulencia gigante en todo el mundo sigue creciendo, sigue saliendo adelante.
— ¿Vamos a tener algún efecto? Hay quien dice que el contrabando se acelera enormemente y eso nos afecta en la industria
— La devaluación de muchos de los productos argentinos hace más baratos estos, en términos de moneda nacional, y eso podría incentivar a que estos productos traten de ingresar legalmente o como se señala, por contrabando, pero también a lo que se ve hay una incertidumbre en el norte argentino (…). Por el momento, no deberíamos tener esa preocupación, nosotros sí ya hemos tomado las medidas con el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando, con la Aduana Nacional, con el Senasag (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria) y la presidenta de la Aduana ya se ha movilizado hasta el sur del país y está encabezando un operativo y una serie de operativos para controlar mucho más este fenómeno del contrabando. Por otro lado, hay que señalar que el país va en una línea de sustituir importaciones, eso es lo importante que paulatinamente vamos a ir sustituyendo.
— ¿Cuáles son los ejes de esta sustitución?
— Si vemos de lo que importamos son hidrocarburos, fundamentalmente diésel y gasolina, también fertilizantes, muchos agroquímicos, son los dos componentes más importantes de importaciones y ahí el Gobierno está haciendo ya la política de sustituir vía las plantas de biodiésel y al próximo año, a inicios de 2023, va estar en funcionamiento una pequeña planta de biodiésel.
— ¿Qué ocurre con los subsidios, están aumentando también una factura que está entrando en la mesa del Estado?
— Lo que hay que ir es cerrando las brechas, en la medida que no hagamos algo las brechas se van a ampliar y en algún momento eso no va a tener una capacidad de ser controlado, en este momento sí tiene esa capacidad con la sustitución de importación de diésel, gasolina, inclusive con el propio etanol, que ya se ha firmado con los cañeros 160 millones de litros de etanol y se puede incrementar mucho más; el etanol también se puede mezclar con el diésel al 2% o 3%. Tenemos que incentivar también la exploración de campos para obtener crudo, esas son medidas para ir cerrando esta brecha y estimamos que entre un 43% y 45% a 2025 cerraríamos la brecha de importación de diésel y esto en la medida que hagamos más plantas de biodiésel.
/RI/Fuente: La Razón