Foto: Repsol. / La producción de un pozo en Margarita esta en declinación.
LA IMPORTACIÓN VA EN AUMENTO Y LA PRODUCCIÓN DE LOS CAMPOS GASÍFEROS ESTÁ EN CAÍDA
Álvaro Ríos explicó que el déficit comercial energético tiene dos efectos negativos en la economía boliviana: disminuye las divisas de las reservas internacionales e incrementa la subvención a los hidrocarburos.
Entre enero y noviembre del año pasado, el país compró más hidrocarburos de los que vendió y llegó a tener un déficit energético comercial de 1.100 millones de dólares. Esta cifra es completamente opuesta a la que registró el país en el mismo periodo de 2021, cuando tenía un superávit de 459 millones de dólares. Según un experto, el país recibe dos golpes por esta situación.
“No nos equivocamos cuando en octubre del 2022 en GELA (Gas Energy Latín América) predijimos un déficit energético comercial de Bolivia 2022 cerca 1.000 millones de dólares. Datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que el déficit llegó a 1.100 millones de dólares a noviembre del 2022”, declaró Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos de Bolivia y actual socio director de GELA, entidad privada que lleva a cabo servicios de consultoría en energía en América Latina.
Para obtener este resultado, Ríos tomó datos oficiales de las exportaciones de gas natural, gas licuado de petróleo (GLP), úrea y productos de refinación del petróleo a noviembre del año pasado y los restó de las importaciones de combustibles, lubricantes y productos conexos.
“La producción boliviana de gas, petróleo y condensados están en una etapa de declinación. Entonces, esto nos hace importar cada vez más gasolina, diésel, petróleo y exportar cada vez menos gas natural. Esta es una tendencia que se vio hace cinco o seis años. El 2022 tuvo mucho impacto el incremento de precios. Subió el valor del gas natural, pero también se incrementó, aún más y de forma desproporcional el petróleo. Ello se produjo por la invasión de Rusia a Ucrania, lo que causó un incremento de precios del petróleo y, sobre todo, del diésel”, afirmó.
El experto recordó que entre el 2012 y el 2014 “teníamos un superávit comercial de casi 4.000 millones de dólares, una cifra positiva. Ahora es un déficit comercial energético negativo. Incluso, el año pasado, en los primeros 11 meses del año la balanza comercial en hidrocarburos era positiva y llegaba a los 459 millones de dólares”.
Una mayor importación trajo consigo un doble impacto a la economía nacional. “El primer impacto del déficit comercial viene, sobre todo, por los dólares que se van del país. Salen más dólares de los que entran. La actual situación es distinta a la que vivíamos entre el 2013 al 2014, cuando entraban más divisas de las que salían. Esto quiere decir que ejerce una presión sobre el Banco Central de Bolivia (BCB)”.
Un segundo impacto lo absorbe YPFB, que debe cubrir el subsidio de los carburantes y “esto debilita al Estado”. “A la petrolera estatal se le hace comprar los combustibles a un precio elevado en el exterior y se le paga a un menor valor en el país. Encima, el Estado le entrega certificados de impuestos que sólo puede compensar con otros tributos”.
María Esther Peña, gerente técnico del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), explicó que el valor de las exportaciones de hidrocarburos en los primeros 11 meses del 2022 creció un 33%, si se lo compara con el mismo periodo del 2021. Sin embargo, el valor de las importaciones de combustibles y lubricantes creció 126% en valor. Esto también se produjo por el incremento de precio del petróleo.
“El monto de las importación es de 4.000 millones de dólares de enero a noviembre. Principalmente, los combustibles los traemos de Chile en un 27% del total; sigue Argentina con 24%, Estados Unidos 13%, Perú 13% y Singapur 6%. Estos son los cinco principales mercados de los cuales Bolivia compra combustibles al mundo”, explicó.
Efectos y medidas
Recomendación: La gerente del IBCE, María Esther Peña, recomendó al Gobierno generar estímulos para una sustitución de las importaciones y que éstas no sigan creciendo. “YPFB debe elevar las compras de bioetanol a la agroindustria y el déficit disminuirá”.
Evaluación: Álvaro Ríos considera que una mezcla de 10% a 12% de etanol ayudará, “pero no es la solución”. “Una mezcla del 10% en todo el biodiésel. Un poco de energía renovable ayuda, pero la solución estructural es que se explore en el país, y mientras no tengamos una masiva exploración (las RIN) se van a desangrar”.