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Al Fondo Monetario Internacional le preocupa que los bancos centrales, en sus intentos por contrarrestar la inflación, vayan demasiado lejos.
La economía mundial lleva meses bajo una tormenta que mina las expectativas de crecimiento, pero aún puede empeorar hasta caer a uno de los niveles más bajos en cinco décadas, advirtió este martes el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Si la letanía de peligros se materializa, entonces el crecimiento mundial podría caer al 2,0% en 2023. Estos son los principales riesgos que se abaten sobre las perspectivas globales.
Guerra en Ucrania y precio de la energía
Según el FMI hay «mucha incertidumbre» sobre los niveles de suministro de gas ruso a Europa para 2022 y 2023, mientras que desde abril ya se observa una caída del 40% respecto al año pasado.
El informe plantea la posibilidad de que las exportaciones de gas ruso se detengan completamente, lo que podría obligar a los países europeos a racionar la energía. Esto afectaría a sectores industriales importantes.
Esta posibilidad reduciría «significativamente» el crecimiento de la zona euro en 2022 y 2023, y tendría un eco «trasfronterizo».
Inflación persistente
Aunque «se espera» que la inflación vuelva a los niveles previos a la pandemia antes de finales de 2024, las presiones adicionales podrían hacer que la inflación se arraigue, alerta el FMI. Si las presiones son muy fuertes podrían crear una situación de «estanflación», es decir con economías estancadas a la par que la vida se encarece por una inflación alta.
Políticas de desinflación
Al FMI le preocupa que los bancos centrales, en sus intentos por contrarrestar la inflación, vayan demasiado lejos.
Si no eligen bien las tasas de interés directrices, los bancos centrales se exponen a que la demanda caiga demasiado.
«El riesgo de recesión es particularmente prominente en 2023», analiza el informe.
Deuda de economías emergentes
Con el aumento de las tasas de interés en las economías desarrolladas, será más caro obtener créditos y sin una política monetaria adecuada, existe el riesgo de que las monedas nacionales se deprecien considerablemente frente al dólar.
Y además esto ocurriría en un momento en el que la posición financiera de muchos Estados ya es «tensa», según el FMI.
La institución estima que el 60% de los países de bajos ingresos corren el riesgo de encontrarse, o ya están, en dificultades con su deuda. Hace 10 años, la cifra rondaba el 20%.
Estancamiento en China
Las expectativas actuales del FMI prevén un repunte de la economía china durante el segundo semestre de 2022, después de una primera mitad de año marcada por numerosas medidas restrictivas debido a la pandemia de COVID-19.
Estas medidas han perjudicado la actividad manufacturera local y, por extensión, la mundial. Un nuevo brote de COVID-19, acompañado de la política de cero COVID-19 del gobierno chino, podría afectar la economía de China, con «importantes repercusiones a nivel mundial», según el FMI.
Disturbios civiles y hambrunas
Como los gastos en alimentos y en energía son insustituibles, la inflación actual «representa una amenaza no solo para la estabilidad económica, sino también para la estabilidad social», subraya el FMI.
La institución ha observado así un aumento de las protestas desde el final de la fase aguda de la pandemia.
«Los precios más altos de los alimentos y la energía son fuertes indicadores de disturbios», afirma el FMI.
El principal factor que ha impulsado el aumento de los precios de los alimentos ha sido el bloqueo de Rusia a las exportaciones de cereales de Ucrania.
Fragmentación de la economía mundial
El FMI también teme un «riesgo grave para las perspectivas a medio plazo con la guerra en Ucrania»: una fragmentación de la economía mundial en bloques geopolíticos con diferencias significativas en estándares tecnológicos, sistemas de pago internacionales y reservas de divisas.
«La fragmentación también podría disminuir la eficacia de la cooperación multilateral para responder al cambio climático, con el riesgo adicional de que la actual crisis alimentaria se convierta en la norma», concluye el FMI.
/RI/Fuente: La Razón